
Es un sistema voluntario y gratuito de resolución de conflictos entre consumidores y empresarios. La intermediación se inicia cuando la administración que tramita la reclamación de un consumidor informa de los hechos reclamados a la empresa y le solicita que proponga una solución al problema planteado en el plazo de quince días.
Una vez recibida la respuesta, se le comunica al consumidor pudiendo llegarse, o no, a un acuerdo. También puede ocurrir que se llegue a un acuerdo y que la empresa no lo cumpla.
No obstante, un elevado porcentaje de las reclamaciones cuya tramitación finaliza la Dirección General de Comercio y Consumo se resuelven de manera positiva, por lo que se puede decir que la intermediación es una vía recomendable para la resolución de conflictos.