Los neumáticos son un elemento inherente a nuestra sociedad cada vez más motorizada, y su impacto sobre el medio ambiente es muy significativo por la elevada cantidad de recursos consumidos para su fabricación y por la dificultad de tratamiento una vez alcanzan el final de su vida útil.
 

Tradicionalmente su final más común ha sido el vertido, con los graves problemas ambientales y sanitarios que esta gestión conlleva. Por ello, es necesario adoptar medidas tendentes a favorecer la recuperación de neumáticos y la destrucción de sus componentes no recuperables.

La mayor parte de los usuarios de vehículos utilizan los servicios de talleres y distribuidores para la reposición de los neumáticos de sus vehículos y dejan en estos centros (que pasan a ser poseedores) los neumáticos usados. También, aunque menos frecuente, es posible la entrega de los neumáticos usados a un punto limpio por parte de los consumidores.

Los poseedores de neumáticos usados (talleres, centros de descontaminación de vehículos al final de su vida útil, puntos limpios municipales, usuarios particulares, etc.) los entregan a gestores autorizados para su tratamiento o, como ocurre en la Comunidad de Madrid donde, en el momento de elaboración del presente Plan (2006), no existe ningún gestor autorizado para el tratamiento, a gestores intermedios que llevan a cabo la clasificación de los neumáticos, segregando dos flujos: neumáticos reutilizables y neumáticos fuera de uso. Estos gestores intermedios los envían para su tratamiento de valorización material o energética a instalaciones ubicadas fuera de la Comunidad de Madrid.

La carencia de un sistema estadístico y de mecanismos documentales de control y seguimiento de los residuos de neumáticos dificulta la evaluación de la situación y el grado de cumplimiento de los objetivos ecológicos que fijaba el Plan Nacional de neumáticos fuera de uso (2001-2006). A esta inexistencia de datos cuantitativos, se añade la escasez de instalaciones de tratamiento de estos residuos en la Comunidad de Madrid.