BLUE LADY (revisited)

 

Carolyn Carlson revisita Blue Lady, su mítico solo, transmitiéndolo a Tero Saarinen, intérprete de presencia y gesto único.
Carolyn Carlson lleva el proyecto de una "revisitación" de Blue Lady desde hace varios años. Se trata de un proceso poco habitual en su carrera ya que transmitió tan solo uno de sus solos hasta ahora: Density 21,5 a los bailarines de la Ópera de París, Michaël Denard y Jean-Christophe Paré.

El 11 de octubre de 1983, Carolyn Carlson crea Blue Lady en el Teatro Fenice de Venecia. La obra recibe una extraordinaria acogida y gira durante diez años por el mundo entero. Blue Lady demuestra la madurez artística y la plenitud de movimientos de una creadora y de una intérprete de primer plano. La música de René Aubry, inmensas persianas, un árbol, un torbellino de faldas y de sombreros dibujan el marco poético de un baile único. Las vueltas y los brazos de Carolyn Carlson han marcado las memorias a través de este solo, a la vez suma y exploración de los posibles.
La inspiración de la obra viene influenciada por Venecia y por un elemento biográfico: la maternidad de Carolyn Carlson. Este acontecimiento ha modificado en profundidad su consciencia del mundo y de la existencia. Esta percepción de los horizontes humanos teje la estructura de Blue Lady, fascinante galería de retratos femeninos que abrazan el espacio de una vida.

Progresivamente se impuso la idea de una inversión de género en la elección del intérprete. Carolyn Carlson está fascinada por la cultura japonesa y en particular por el kabuki. Apoya su reflexión en la figura del onnagata, actor masculino travestido para interpretar papeles femeninos, antes de dirigirse hacia un bailarín que pueda aportar una ambivalencia muy expresiva para Blue Lady. Su elección fue naturalmente hacia Tero Saarinen, por su cuerpo tan peculiar y su apariencia andrógina que habían impactado a Carolyn Carlson cuando hace algunos años había sido invitada a coreografiar para el Finnish National Ballet en Helsinki.

Tero Saarinen constituye un fenómeno único, a la vez por su increíble carisma y por su presencia en el escenario. Demuestra una asombrosa técnica, profundamente original por las influencias de la danza jazz, del ballet clásico, de la danza contemporánea y del Butoh que han infiltrado su cuerpo anguloso.

Por sus orígenes, Carolyn Carlson y Tero Saarinen comparten una forma del alma finlandesa hecha de distancia de lo real, imprevisible y de ironía. Esta relación peculiar con la realidad forma parte integrante de Blue Lady. Mientras la obra estaba todavía en plena gestación, Carolyn Carlson visitó un psiquiátrico en Venecia. Se inspiró en ello para plantear miradas inquietas, ojos llenos de la desconfianza de un alienado. Es una de las dimensiones que investigará Tero Saarinen.

La "revisitación" llevada a cabo por Carolyn Carlson es un trabajo de rememorización. El movimiento y el cuerpo de Tero Saarinen constituyen el medio del recuerdo, del retorno a la esencia de un gesto fascinante. Juntos, retoman pie en esta obra-mundo balanceada por la melancolía veneciana.

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