LA ISLA DESCONOCIDA

"No planteamos respuestas, sino dudas y posibles formas de resolver las cosas. No queremos dar mensajes, sino emoción"

- Joserra Martínez, Coordinador de Markeliñe (El Correo Álava)

 

Al despertar, Ella se personó ante La Reina, y le pidió un barco para navegar hasta La Isla Desconocida. Él, vasallo de La Reina, se asombró de la osadía de Ella, y al ver que La Reina no podía negar la petición, decidió seguirla en su aventura.

El espectáculo toma como referencia el relato de José Saramago, El Cuento de La Isla Desconocida, para contar su propio viaje en pos de lo inédito, lo inexplorado, aquello que aún no tiene una etiqueta ni clasificación asignadas y que pertenece más al terreno de lo literario que de lo usual. Se trata de un relato para adultos que interesa al niño y aviva la imaginación infantil. La alta capacidad de los niños para manejar conceptos y elementos simbólicos les embarca con fluidez en la historia de una joven a la búsqueda de un lugar que nunca ha sido visto y que no está en los mapas. En un escenario en el que el atrezzo se ha llevado a su mínima expresión, la escena resplandece de gestos y osadías.

La compañía Markeliñe propone una aventura dentro del teatro gestual y visual, pero con la diferencia de que, en esta ocasión, la palabra tiene un papel fundamental en todo el espectáculo. Se utiliza en momentos puntuales para subrayar lo indispensable que es tener conocimientos básicos como leer o escribir para que, de esta manera, la persona tenga capacidad de reflexión, decisión e imaginación. Cada uno de los personajes simbolizan los tres roles de la sociedad condenados a entenderse: La Reina, como autoridad; Él, el vasallo, esa parte de nosotros sometidos a las normas y Ella, individuo, reflejo de esa otra parte que necesita libertad para aprender, investigar, imaginar, soñar.

El motivo de la selección del relato del escritor portugués responde a que en él queda patente la existencia de un derecho fundamental, que sobrepasa cualquier escrito: el derecho del individuo a soñar y a defender el desarrollo de nuestras potencialidades y nuestra responsabilidad para llevar el timón de nuestra vida.

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