Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid

ATLAS map of moves

Dani Pannullo DanceTheatre Co.

www.danipannullo.com

  • Género: Danza y deportes urbanos
  • Estreno en Madrid
  • País: España
  • Idioma: español
  • Duración: 50 minutos (sin intermedios)
  • Año de producción: 2018
FICHA ARTÍSTICA  
Dirección y coreografía: Dani Pannullo
Bailarines y deportistas urbanos: Alberto Gómez, Daniel González, Gilbert Jackson, Julián Gómez, León Barras y Miguel Espada
Diseño de luces: Lola Barroso
Técnico de luces: Víctor Cadenas
Visuales y sonido: TZOOTZ
Coproductores: Ritmos del Mundo, Museo de la Universidad de Navarra y Nacho Gutiérrez

Sobre el espectáculo

Desde su establecimiento en Madrid en 1998, el argentino Dani Pannullo ha sido un coreógrafo permanentemente conectado a las tendencias más urbanas, buscando el talento allí donde otros coreógrafos jamás se atreverían con espectáculos como Avalanche o su serie Desordances. Pionero a la hora de llevar el arte de la calle a los escenarios a través de su compañía Dani Pannullo DanceTheatre Co. –formada por artistas de distintas nacionalidades provenientes de disciplinas de vanguardia como el break-dance, el hip-hop, el cabaret, la performance, las acrobacias y la gimnasia artística–, el universo de Pannullo conjuga la máxima expresión de la cultura urbana con la danza contemporánea, el folclore y el exotismo del butoh o las danzas orientales, entre otras disciplinas. Un crisol de influencias que nos habla de los sentimientos encontrados que experimenta el individuo en las grandes ciudades.

Para seguir ahondando en la búsqueda de su personal lenguaje coreográfico, en ATLAS map of moves Pannullo combina su inspiración callejera con el imaginario del fotógrafo José Ortiz Echagüe (1886-1980). El interés mutuo del fotógrafo y el coreógrafo por el orientalismo cristaliza en un espectáculo donde las barreras entre las diferentes expresiones artísticas se diluyen para crear un lenguaje y una estética propios.

ATLAS supone un juego de contrastes entre la energía que desprende un cuerpo de baile formado por atletas/bailarines –íntegramente masculinos– y la belleza evocadora y oscura de las imágenes de Ortiz-Echagüe. Una coreografía sorprendentemente cercana a la acrobacia que combina con equilibrio elementos del work out free-style con la técnica del parkour, el b-boying y la lucha greco-romana. En palabras del propio artista, ATLAS map of moves es “un espectáculo de libre pensamiento que utiliza la danza para hablar de temas tan trascendentes como la niñez, el coraje o la rivalidad y reflexiona sobre los símbolos y la fuerza de las religiones”.

El periodista Guillermo Espinosa habla así de la creación:

“Durante este tiempo transcurrido, algo más de dos años, desde que Pannullo comenzara a hablarnos a algunos de sus íntimos sobre ATLAS, con frases breves y por asalto, como suele, siempre en tono quedo y dejando preguntas inconclusas, al modo de gotas puras destilando ondas nítidas sobre un charco agitado, crecía probablemente en él una convicción: el mundo que se nos está narrando hoy no es el que debería, y este globo que nos acomoda ya no parece sostenido por ningún Titán: no hay una verdad absoluta, y nuestro deber es volver a contarnos otras mentiras que en algún tiempo pasado fueron una verdad, más certera que los ultrajantes embustes del presente.

ATLAS, en lo que mi memoria cree recordar, surgió por un encuentro predestinado: Pannullo tuvo acceso, gracias a la Universidad de Navarra, al ingente archivo de imágenes de José Ortiz Echagüe, el gran fotógrafo español del siglo XX; el mejor de su época según la crítica internacional, el ingeniero militar esteta, el reconstructor pictorialista de un territorio y su tiempo. Pannullo ahondó en su trabajo desde lo que tenían en común: un interés más romántico que antropológico por el Magreb, materializado en cientos de instantáneas obtenidas por el fotógrafo en su estancia en Marruecos, entre 1909 y 1916. No era lo único: existía también una fenomenología oculta, los tipos y trajes y los rituales místicos de una España que es a la vez pagana, católica y musulmana.

ATLAS rezuma dramatismo y nostalgia por una pureza perdida, quizá como ninguna obra anterior de Pannullo. Mantiene un conjunto de elementos afines a todos sus trabajos -aquellos que componen su estilo, la alineación de su sintaxis, sus temas y movimientos tanto corporales como intelectuales- y describe otros nuevos: sutiles apreciaciones de un camino hollado por primera vez. Bajo los cuerpos nudosos de sus bailarines y atletas, jóvenes voluntariosos y un tanto descreídos, pero adoradores y cómplices de su astuto guía, la fugacidad y la añoranza de esa inocencia que aún se da en otros mundos cercanos se inmiscuye en una totalidad global: hay, como siempre, alusiones a clásicos como Estratón de Sardes, Antonin Artaud y Jean Genet, incluso a El Aleph de Borges, pero también a los principios filosóficos del sufismo.

Se incorporan diferentes estilos de danza urbana contemporánea y también de lo que no es danza, pero resulta susceptible de parecerlo: parcour, free-running, work-out freesytle, calistenia... Pannullo parece querer fundar la fantasía de un ballet de atletas, y de ellos se sirve para explicitar distintos comportamientos de la masculinidad, incluida tanto la históricamente perdida fraternitas iurata como los rituales contemporáneos del pavoneo macarra. Los mezcla con juegos emocionales, o metafísicos, de apariencia incidental: se da hasta una aproximación a esa violencia del hombre, tan caótica como irreflexiva, que prende con la más involuntaria chispa. Todo pespuntado con los debidos tributos al maestro fotógrafo del carbón Fresson: Ortiz Echagüe como un escenógrafo de la realidad, en paralelo a un Pannullo que actúa como el coreógrafo transcriptor de esa realidad esbozada en otro tiempo. El resultado contiene mayores dosis de épica que cualquier otro de sus espectáculos anteriores. Lo que no es poco para un director de escena embarcado desde sus orígenes en la construcción de un arte escénico total, integrador.

Pero lo más significativo de este ATLAS se da en un registro varias veces acariciado por Pannullo, y hoy, aquí, abiertamente manifiesto: la concreción de una espiritualidad que se pueda resumir en la asociación de música y movimiento. ATLAS es un espectáculo místico, el más místico de su autor, muy centrado en la trascendencia de lo humano, por un lado, y la intromisión especular de los rituales religiosos concretos, a modo de canales espirituales, pero también de fuentes de conflicto y desacuerdo. Rebaños de ovejas y niños que juegan a las puertas del templo. Invocaciones de una fe inconcreta, o de varias solapadas. El peso de lo religioso como un motor de permanencia o de cambio. Parece como si Pannullo estuviera tratando de realizar un compendio piadoso, acercar las religiones, todas, a un mismo punto equi-distante, o incluso más: hacerse con el pulso del espíritu del hombre”.

Información práctica

  • Madrid
  • Teatros del Canal, Sala Verde
  • Domingo 22 de diciembre
  • 19:00 h