Danza contemporánea
Europa es, sí, un elogio de la belleza, dominadora absoluta de la escena, para convertirse a partir de ella en un espectáculo reflexivo, en el que tienen cabida la tristeza, la soledad, la violencia, la pérdida o la solidaridad. ABC
Europa es un rapto. Europa es una forma de asumir el poder y la proyección hacia fuera. Europa no es (solo) un continente. Europa no es (solo) danza. Europa no es una alegoría política. Europa es extranjera. Europa se siente trasplantada en este huerto. Europa es algo que se repite una y otra vez hasta que se revela, un invernadero de símbolos. Europa no es una certeza. Europa es el punto en el que varios relatos convergen y se separan, o una pregunta sobre lo que nos une y nos separa, o nada de eso. Europa es un poema escénico a partir de una pérdida tan honda que solo puede rondarse. Europa es un paradigma de luz; por tanto, también es un paradigma de sombra.
El coreógrafo y director israelí Sharon Friedman (1980) es artista residente en el Teatro Francisco Rabal del Ayuntamiento de Pinto de Madrid. A los seis años empieza a bailar folclore israelí y a partir de 1995 estudia danza contemporánea y baila con la compañía de Yehonatan Carmon en la Opera House de Tel Aviv, de donde pasa a la compañía de Ido Tadmor. En 2000 crea el grupo de danza Fraza y baila en compañías como la Kibbutz Contemporary Dance Company y la Vertigo Dance Company. En 2006 se traslada a Madrid y pone en marcha su proyecto personal: la compañía Sharon Fridman. La base técnica que usa en sus obras se centra en la relación entre la gravedad y el equilibrio. A partir de esta técnica, ha desarrollado un nuevo lenguaje. Muchos de sus montajes han recibido premios y menciones, como el Max a Mejor Espectáculo para Free fall en 2015, y el Max a Mejor Coreografía para Erritu 2019. Entre sus producciones más recientes destacan Dosis de paraíso (2020). Exprímeme_Life in process (2022) y Go figure (2023).