Género: baile
Los bailaores flamencos somos como islas, cada uno trabajando en su terreno, aislados y solos, sin compartir nada con los demás.
Belén Maya
De esta reflexión parte el espectáculo Bailes alegres para personas tristes de Belén Maya que se mantiene fiel a sí misma, a la búsqueda y a la colaboración, proponiendo un espectáculo a medias con una de las bailaoras más personales de su generación: Olga Pericet.
Se trata de un espacio donde la bailaora no se encuentra aislada y sola, sino que forma parte de un complejo mucho más extenso que a su vez se enriquece de sus propias aportaciones. Es un trabajo de investigación, de colaboración, que pretende crear un espacio, donde el lenguaje se puede compartir y desarrollar y así extender sus fronteras hasta crear un modo nuevo de comunicación que nunca se desata de la conexión principal que es bailaora-guitarra.
A partir del contraste y las coincidencias entre Maya y Pericet, se va tejiendo un espectáculo que, como su título indica, intenta crear en un espacio de luz y de color, pero también de sombra y de dolor. Es el encuentro con el otro yo de frente como quien se mira en un espejo y contempla aquello que va más allá de la imagen, de lo físico. Es toda interacción humana: el otro como amenaza, como necesidad, como espejo en el que mirarse, como cristalización de lo que negamos de nosotros mismos, como oportunidad de crecer (David Montero).