Désir

 

Después de trabajar sobre el bailarín Vaslav Nijinsky (El Salto de Nijinsky, Premio Butaca 2008, Premio del Público de Cataluña) y el mundo femenino de Shakespeare (Mujeres de Shakespeare, nominado a Mejor Espectáculo en Gira en el Festival Internacional de Huesca), Maria Rovira reflexiona sobre el deseo y el mundo simbólico que lo rodea tomando como punto de partida, para la creación, la obra Las arquitecturas del deseo, de J.A. Medina.

La presencia del deseo como estímulo, superstición, como un recurso humano para imaginar una felicidad superior es el punto de partida del espectáculo.

Crear sobre la emoción genuina y particular que el deseo despierta en cada ser humano y sobre cómo el sólo hecho de desear nos transforma, nos da una manera de estar, comportarnos y comunicarnos.

La actitud con que se ha creado Désir es reflexiva, visual, emotiva, ecléctica y positiva, donde el espectador guarde la sensación reconfortante del valor del deseo.

En Désir, una vez más, la música adopta un papel relevante, siendo de composición original y en esta ocasión, los bailarines tocan en directo diferentes melodías en el transcurso de la obra. La música se convierte en leitmotiv de las acciones, apostando por un espectáculo multidisciplinario con una presentación onírica y circense.

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