País: Canadá
Idioma: sin texto
Franja de edad recomendada: a partir de 5 años
Género: teatro de marionetas
Duración aprox.: 55 minutos
"FABULOSA REPRESENTACIÓN DE HABILIDAD, CREATIVIDAD E INTELIGENCIA"
- Laurence V. Gelder, The New York Times (Estados Unidos)
Una estrella caída del cielo y el intento de llevarla nuevamente a su sitio es la causa de que Pretzel, un curioso gusanito, realice un viaje iniciatico en el que se topará con personajes cómicos, sorprendentes y conmovedores. La inspiración de este cuento viene a la vez de la realidad y de los sueños. Así, el protagonista se encuentra con una araña que baila tap dance en el vientre-teatro de un hombre, una sirena que se esfuerza por llegar a un baile de peces, una familia de caballitos de mar que están de picnic, un bebé con mal genio o una anciana muy digna, a la que Pretzel ayudará a llegar a su casa.
The Star Keeper es un teatro de imágenes, sombras y luces donde lo absurdo y lo onírico se mezclan y dan como resultado una aventura impactante, inmersa en el universo mágico de los sueños infantiles. Las marionetas, la música, la escenografía y los efectos especiales crean un lenguaje delicado y poético para narrar la historia de la búsqueda iniciática de Pretzel y su estrella rutilante. La obra es también un teatro de sorpresas pues su historia, aparentemente muy simple, se une a un sorprendente lenguaje que atrapa al público infantil.
Esta obra de la compañía canadiense Théâtre de L'Oeil lleva más de diez años viajando por todo el mundo, desde China a Francia, México, Suiza, Inglaterra, y por supuesto, Canadá. Desde 1997 hasta ahora ha realizado más de 600 representaciones y cosechado importantes premios, entre ellos, el prestigioso Chalmers Canadian Play Award de teatro para niños en 2001; una Mención de Excelencia en el Arte de las Marionetas de UNIMA-USA en 2005, y tres Máscaras de la Académie Québécoise du Théâtre en 1999, una por la concepción de las marionetas, otra por la producción dedicada al público joven y la tercera por el decorado.
André Laliberté, uno de los autores y director de esta obra, manipula las imágenes como otros manipulan las palabras, crea una gran química con las marionetas y sus sutiles efectos técnicos causan admiración.