En el transcurso de la historia, el niño ha ocupado distintos lugares en la sociedad y su estatus ha sufrido transformaciones muy profundas; sin embargo, hay algo común en las diversas formas de entender la infancia: se la define por aquello que le falta, por su no completud.
El niño ha sido observado a lo largo de los tiempos como alguien que aún no es adulto; y la edad adulta es el canon. Si atendemos a la etimología, Infans hace referencia a la ausencia de habla; una palabra latina que contiene el compendio de un concepto. La carencia ha determinado de manera constante la definición de la infancia; la distancia se ha instalado entre generaciones, abriendo una brecha cada vez mayor por la tensión entre herencia y renovación, entre transmisión y apropiación del lenguaje y la cultura.
Una distancia generacional que solo el arte puede reducir. Porque son los artistas que dedican sus creaciones al público infantil los únicos adultos que pueden colocar sus ojos a la altura del niño, como dijo la autora canadiense Suzanne Lebeau, sin que ello suponga un menoscabo de sus capacidades sino el reconocimiento de su singularidad. "No quiero enseñarles nada", dice Lebeau, "sino compartir con ellos mis preguntas".
Y en esa esencialidad se sitúan a día de hoy las artes escénicas para la infancia, mostrando desde el escenario un territorio horizontal en el que convivir niños y adultos sin la división tan inflexible como falaz del que enseña y el que aprende.
En las culturas primitivas, la infancia aparece intensamente socializada en la vida colectiva; en la Grecia clásica aparece una preocupación por la infancia no en sí misma, sino como fase en la que formar al futuro ciudadano de la polis; en Roma, el niño era en función de que fuera o no aceptado por el pater familias. La infancia moderna surge con las instituciones creadas para su protección, la familia tal y como hoy la entendemos y la escuela.
El concepto ha transitado desde el olvido, la indiferencia y el anonimato a ocupar el núcleo, lo más preciado, pero no por su valor en sí sino por lo que contiene de promesa de futuro. La infancia es lo transitorio y queda definida por los adultos, concebida por ellos y para ellos en tanto que garante de su perpetuación.
Existe todo un dispositivo teórico-práctico que aísla a la infancia y dice más del mundo de los adultos que de la infancia en sí misma, en tanto que estos hablan sobre o de ella en lugar de con ella.
Teatralia reúne a artistas de todo el mundo que no sólo hablan SOBRE los niños sino que entablan diálogo CON ellos, miran a la altura de sus ojos y optan por representar la totalidad del mundo que habitamos juntos.
Durante 22 años, el festival internacional de artes escénicas para niños y jóvenes de la Comunidad de Madrid se ha construido como espacio de encuentro y diálogo, que tiene voluntad de presentar a los espectadores de menos edad creaciones de primer orden. Encuentro entre niños y adultos pues vemos años tras año, como el adulto que acompaña a los pequeños llega a disfrutar tanto como ellos; encuentro entre familia y escuela, pues ambos se implican en el ritual del goce estético para sus menores; y el encuentro por excelencia, el de los artistas con los espectadores de todas las edades.
Son artistas vocacionales que, a pesar de no gozar de la misma consideración que los que trabajan para público adulto, deciden asumir esta desventaja para dedicarse a lo que realmente desean. A ellos queremos dedicar este año el festival.
Los artistas que hablan con la infancia son los que nos interesan y los encontramos en distintos rincones del planeta. El programa de este año se genera en la lejanía de otros continentes y en la cercanía de nuestra región; 26 formaciones que vienen desde Corea, Canadá, Israel, Irlanda, Francia, Italia, Bélgica, Portugal , País Vasco, Cataluña, Valencia, Andalucía, Baleares y Madrid.
Vengan de donde vengan esos artistas dinamitan la brecha generacional cada vez que se suben a un escenario. Tal vez sean las artes escénicas para la infancia una sorprendente vía de conexión entre el mundo adulto y el infantil, un fabuloso agujero de gusano donde el tiempo de los mayores y el tiempo del niño se funden sin jerarquías.
Queden todos invitados a estas ceremonias de encuentro, 126 funciones de 25 espectáculos de todas las artes escénicas, que van a tener lugar entre el 6 y el 29 de abril, en 27 municipios de la región.
Que suba el telón, pero a la altura de los ojos del niño.
Comunidad de Madrid
| Nº total de espectáculos | 25 |
| Espectáculos extranjeros (procedentes de 7 países) | 11 |
| Espectáculos nacionales (Procedentes de ocho comunidades autónomas) | 13 |
| Número total de compañías | 26 |
| Número total de compañías extranjeras | 12 |
| Número total de compañías nacionales | 15 |
| Talleres | 3 |
| Encuentros con el público | 1 |
| Número total de funciones | 125 |
| Número total de funciones en Madrid capital | 72 |
| Número total de funciones en otros municipios | 54 |
| Taller (sesiones) | 5 |
| Actividades en centros de carácter social (no contabilizadas en el total de funciones) | 3 |
| Funciones atención discapacidad intelectual y diversidad funcional | 10 |
| Teatros | 42 |
| Teatros en municipios (excepto Madrid) | 30 |
| Teatros en Madrid capital | 12 |
| Espacios de carácter social | 3 |
| Municipios (incluido Madrid capital) | 27 |
| Funciones en campaña escolar | 46 |
| Funciones de campaña escolar en Madrid capital | 24 |
| Funciones de campaña escolar en otros municipios | 22 |
| Número de días con programación | 22 días |
| Media de funciones por día | 5,7 funciones |
