Sobre el espectáculo

En su primera incursión en la música clásica, la coreógrafa belga Lisbeth Gruwez se une a la pianista francesa Claire Chevallier en un ejercicio de investigación en la música del impresionista francés Claude Debussy. En Piano Works Debussy el movimiento sugiere antes que expresa, según la idea del compositor de Preludio a la siesta de un fauno de lograr una “música inmaterial” y despertar así la imaginación del espectador para que, con absoluta libertad, pueda crear sus propios paisajes emocionales. La confluencia de las dos artistas se desarrolla en un espacio entre lo contemporáneo, el territorio en el que Gruwez ha creado un lenguaje corporal propio, y lo clásico, que representa Chevallier, quien el pasado año grabó el disco que da nombre a este espectáculo que ahora presentan en el Festival de Otoño. El resultado es un recital coreográfico donde cada momento hace brillar la vida.

La crítica internacional ha definido el espectáculo como “un sencillo y hermoso recital a dos voces sobre la música imaginativa y sensual de Claude Debussy”, “un rico mundo de emociones, haciendo que sea nada menos que un clásico instantáneo” (De Standaard). El resultado “es una hora encantadora de sonido y movimiento (…) De un placer como este no puedes llegar a cansarte” (Tanz). Ambas intérpretes “sirven una verdadera obra maestra” (Knack Focus).

Sobre la compañía

La bailarina y coreógrafa Lisbeth Gruwez (1977) estudió en la Royal Ballet School de Amberes y en la escuela de danza contemporánea Parts. A partir de 1999 trabajó con Jan Fabre en montajes como As long as the world needs a warrior’s soul, Je suis sang y el recordado solo Quando l’uomo principale è una donna de 2004 (presente en el Festival de Otoño ese mismo año), cuyas músicas compuso Maarten Van Cauwenberghe, con quien en 2007 Gruwez fundó Voetvolk (en neerlandés «infantería»), una compañía de danza contemporánea y performance. Para Voetvolk Gruwez ha creado diez producciones, caracterizadas por generar un diálogo entre el movimiento corporal y la música. Sus actuaciones se han mostrado en los más prestigiosos festivales del mundo, como el Festival de Avignon o la Bienal de Venecia. Además de su trabajo para Voetvolk, Gruwez realiza regularmente talleres y asesoría artística.

La pianista Claire Chevallier (1969), de larga trayectoria como solista, con orquestas y grupos de cámara, se ha especializado en la interpretación de obras con pianos antiguos, de los que posee seis del periodo de 1840 a 1920, especialmente de compositores franceses como Debussy, Satie, Poulenc o Ravel. De este último destaca la grabación que hizo del Concierto para la mano izquierda, que constituye una referencia en la música clásica. Es profesora en el Conservatorio Real de Bruselas y ha sido jurado en el concurso de piano Liszt, en Utrecht, o el de Chopin, en Varsovia, entre otros. Además, ha trabajado con artistas como Rosas, David Claerbout, Josse De Pauw y Jan Lauwers.