Estamos ante una de las grandes novedades de esta edición del Festival de Otoño, la incorporación como espacio del Museo Nacional de Artes Decorativas. Con algo más de 100 años de historia, el MNAD custodia un legado de más de 80.000 objetos entre los que se pueden encontrar vidrios romanos y tejidos coptos, las piezas más antiguas del museo, junto a porcelana, mobiliario, alfombras, tapices, joyería, objetos metálicos, escultura, cueros, accesorios, estampas, grabados, fotos, juguetes, relojes, instrumentos musicales o diseño de vanguardia, todo ello distribuido en colecciones que abarcan los últimos siete siglos de Historia. 80.000 objetos para la Agencia de Detectives de Objetos El Solar, debe ser como el paraíso en la Tierra. El Solar está compuesto por los dos miembros del Oligor y Microscopía, Jomi Oligor y Shaday Larios, más Xavier Bobés. Los tres comparten la pasión por la memoria que se acumula sobre los objetos cotidianos y los espacios, aunque en este caso, son solo Jomi y Shaday (Bobés no participa en este proyecto) los encargados de levantar acta de este Archivo de la delicadeza que se guarda tras los muros del palacete de la calle Montalbán, 12, construido en 1878 por encargo de la Duquesa de Santoña.
El trabajo de Oligor y Larios está lleno de compleja sencillez, valga el oxímoron, y sobre todo de una delicada y emotiva fragilidad, tal cual es la propia memoria de los objetos, cosas con historia pendientes solo de un fino hilo que les une al pasado. Ellos pasan sus manos lentamente sobre ese tiempo acumulado e intentan interpretar su ayer desde nuestro presente, para nuestro futuro. Son traductores de silencios materiales, a la escucha de los secretos íntimos que se quedan impresos en lo que un día fue una simple cosa del día a día o una pequeña entelequia particular. En el MNAD se topan con miles de esas cosas que les miran y se confiesan a través de sus cuerpos sobrevivientes. “En el Archivo de la Delicadeza -explican- registramos algunas de estas voces sutiles y hacemos junto a ellas un despliegue escénico de lo ínfimo”.
Este proyecto surge a partir de una residencia con los y las trabajadoras del MNAD, es decir, con otro tipo de detectives de objetos. De este encuentro cabe esperarse algo muy especial: rastreadores y sabuesos junto a custodios y custodias que acompañan inmensas colecciones de cultura material. Esta vez, los resultados de la investigación se van a mostrar en el propio lugar de los hechos. Allí se desplegará una acción que, como en el caso de otras piezas de Oligor y Microscopía, se mueve entre lo onírico y lo documental, entre la fantasía y la vida. Lo aparentemente insignificante se revela portador de importantes informaciones, retorciendo la capacidad de guardar legado de un simple objeto, desvelando que su silencio y su quietud sólo son provisionales, a la espera de que alguien sepa contar lo que guardan las capas de tiempo que acumulan sus superficies y sus huecos más recónditos.
Estas pequeñas revelaciones tejen de pronto vínculos con espacios y tiempos pretéritos y presentes, que ayudan a construir nuevos modelos de convivencia entre personas, espacios y recuerdos. “El acontecimiento escénico del teatro de objetos documentales -explica Shaday Larios- surge de la dimensión temporal creada en la sinergia de las diferentes memorias: la del cuerpo que convoca, la de los individuos de la comunidad convocada, aquella política de la memoria que ignora, niega o silencia a esta última y todos aquellos cruces temporales que se desbordan, que son inaprensibles y nos atraviesan para darle densidad al presente”. Quedamos, pues, convocados para asistir a este ritual revelador con el que asumir la dignidad de un ser inerte que, sin embargo, alberga tanta vida. Acomódense y escuchen con atención el informe que los detectives de objetos han preparado a partir de todo ese caudal histórico que guardan las salas del Museo Nacional de Artes Decorativas.