Para un coreógrafo como el chino Tao Ye, que vuelve una y otra vez al cuerpo, a su expresión física como centro de un sistema que se expresa mediante el movimiento, que no recurre a argumentos externos, a ficciones, historias, narraciones para elaborar sus piezas, describir con concreción su trabajo debería ser el punto de partida para acceder a una pieza como 14.
Primero el numeral, lo que ya apunta a la idea de abstracción. Se refiere al número 14, es decir a una sucesión numérica en la que Ye ha fundamentado su creación en los últimos años, las Numerical series, denominadas sucesivamente Weight x 3, 2, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 14. Ello, sin embargo, no le ha constreñido y paralelamente ha ido concibiendo las Non-numerical series: Contrast, y las Arts live series:12 Hours y Infinite walking.
Segundo, una concepción minimalista del movimiento. Menos es más, si uno acepta el principio formulado por el arquitecto Mies van der Rohe para su propia arquitectura. Se trata de quitar, no de añadir, para llegar a lo esencial. Y si se atiende a la idea del minimalismo musical, en la repetición (y sus mínimas pero perceptibles variaciones) se encuentra, de nuevo, esa esencia.
Tercero, cómo maneja el cuerpo Tao Ye: les pide a sus bailarines que se centren en los surcos de la columna vertebral, que eliminen los movimientos de las extremidades, y sustituye la música por las voces de los propios bailarines, que se convierten en el sonido de la pieza.
En 14, fiel a esa idea de variación minimalista, renuncia a la idea de repetición y explora la de ritmo y cambio, de movimiento y quietud. La música parece surgir de la oscilación del metrónomo o del sonido del segundero. Esta conjunción de “música” y movimiento, de minimalismo y abstracción, es la consecuencia de la aplicación del método que Tao Ye desarrolló inspirándose en el pensamiento oriental, su Sistema de Movimiento Circular que aplica a los montajes de su compañía TAO Dance Theather, fundada por él en 2008, cuando tenía 23 años, junto a la bailarina y directora artística Duan Ni y el director gerente Wang Hao, y con la que ha revolucionado el panorama de la danza en su país.
Desde sus inicios ya tenía la conciencia arraigada en el elemento troncal de su creación: el cuerpo. “Es el origen de nuestra existencia y también puede ser el templo de nuestro espíritu”, sostiene. Y ese cuerpo transformado en arte, según Ye, “puede darnos a menudo una poderosa fuerza motriz en la vida”. De ello saben espectadores de todo el mundo que han contemplado los proyectos de las Numerical series. Más de 40 países y más de 100 festivales han acogido el baile de la compañía TAO Dance Theather, una de las más solicitadas de China en la escena internacional.