La transformación de la GöteborgsOperans Danskompani bajo la dirección artística Katrín Hall en la última década ha marcado la nueva danza contemporánea nórdica. Atrás quedaba aquella dedicación de la compañía sueca al ballet del repertorio con un cambio de rumbo hacia la innovación, acometido con entusiasmo por sus 38 bailarines de más de 20 países y un catálogo de obras propias creadas por notorios coreógrafos internacionales atraídos por la vitalidad de la compañía.
Su velada en el Festival de Otoño exhibe dos caras que reflejan esa mutación, las de la coreógrafa canadiense Crystal Pite y la del francés Yoann Bourgeois, dos visiones, una poética y otra furiosa, que hablan de la ductilidad de la GöteborgsOperans Danskompani.
En su primer encuentro con la GöteborgsOperans Danskompani, Crystal Pite les ofreció recuperar uno de sus más recordados montajes, Solo Echo, que había estrenado en 2012 para el Nederlands Dans Theater, donde es coreógrafa asociada. Inspirado en el poema de Lines for winter, del poeta canadiense Mark Strand, el paisaje invernal que describen sus versos, teñidos de melancolía, se ilumina en Solo Echo con la música de dos movimientos de sonatas para violonchelo y piano de Brahms para trazar un arco de tiempo que transcurre entre la adolescencia y la madurez con sus aceptaciones y sus pérdidas, bailado por siete artistas que evolucionan a través de una serie de sutiles encuentros ante un fondo de nieve que cae y gira casi en la oscuridad.
Como recogió la crítica, con motivo del estreno de Solo Echo, “los bailarines crean un gran nudo orgánico, una escultura en movimiento que, de hecho, se hace eco de los sonidos de todos los individuos”.
Un derroche de intensidad y energía se transmite en los 35 minutos que dura We Loved Each Other So Much, la nueva pieza del coreógrafo francés Yoann Bourgeois, que vuelve a colaborar, después de cuatro años, con la GöteborgsOperans Danskompani, para la que creó Huracán, Fugue/trampoline y Our music.
“Se puede intuir algún tipo de historia de amor, pero no quiero que sea una historia tangible”, señaló Bourgeois en una entrevista poco antes del estreno mundial de esa pieza en Suecia el pasado abril.
La formación circense ha determinado la carrera de Bourgeois. Sus acrobacias y la incorporación de las artes marciales a We Loved Each Other So Much llevan al límite el esfuerzo físico de 16 bailarines, que en un proceso acelerado de movimientos ejecutan un juego que desemboca en una guerra despiadada de cuerpos que rebotan y casi vuelan. Anuncian, según Bourgeois, su envejecimiento, la pérdida de vigor, planteando “una especie de lucha contra la desesperación”.