¿Qué haríamos si pudiéramos viajar en el tiempo? ¿Iríamos hacia adelante? ¿Hacia atrás? ¿Qué decisiones tomaríamos? ¿Qué experiencias preferiríamos contemplar? A pesar de su título, To Move in Time, obra del dramaturgo británico y director artístico de Forced Entertainment Tim Etchells, no esperen odiseas ni efectos especiales ni terremotos temporales por la mala acción de un hombre que altera lo sucedido. No, Etchells ha concebido un viaje a las palabras, que son las que describen las acciones, los pensamientos, las especulaciones en torno al tiempo. Para ello ha elegido a un solo actor, el veterano Tyrone Huggins, asociado desde 2022 a Forced Entertainment, compañía que celebra cuarenta años sobre los escenarios durante este 2024. A lo largo de su trayectoria, Forced Entertainment ha configurado un corpus de obras que exploran el mundo contemporáneo, y emocionan, desafían y entretienen a sus espectadores. Además de performances, ha realizado instalaciones en galerías, piezas específicas para lugares concretos, libros, colaboraciones fotográficas, vídeos... Entre las actividades conmemorativas de su cumpleaños ha colgado en su página de internet vídeos de las 36 adaptaciones de obras de Shakespeare a las que da vida un único intérprete sentado en una mesa y ayudado de objetos, estrenadas en 2015. Este formato de one man band, de hombre orquesta en monólogos de no más de una hora es el mismo de To Move in Time.
Tyrone Huggins se sitúa en el interior de un círculo en el centro del escenario, y con su voz convincente, sin apenas moverse, emprende su viaje, no de ciencia ficción, sino verbal. “La riqueza del espectáculo está en su lenguaje”, señala Huggins. Y lo corrobora Etchells: “El lenguaje no es tanto un instrumento de precisión sino más bien una fuerza, algo que fluye”. “Es un experimento mental”, apuntala Huggins.
Al principio, su personaje piensa que podría ayudar a un amigo a encontrar una chaqueta perdida o hacerle llegar tarde al trabajo para evitar sufrir un accidente de tráfico. Poco a poco concibe ideas de mayor ambición: evitar el asesinato de Martin Luther King, el nacimiento de Hitler. O podría hacerse rico comprando acciones que subirán de valor. Enseguida le entran las dudas. ¿Y si accidentalmente provoca una guerra?, ¿por qué impedir cada acontecimiento nefasto?, ¿qué ocurre con las consecuencias de los cambios en el pasado…? Sus especulaciones continúan y lo que iba a ser un viaje al más allá físico, se convierte en un pequeño tratado ético sobre las decisiones que tomamos en la vida, una especie de parábola sobre en qué consiste pensar, que divierte y entretiene.