Ovay

"Quique Peón compagina su faceta de investigador, intérprete y docente en el ámbito tradicional con sus inquietudes interpretativas y las nuevas experiencias en la danza contemporánea, convencido de que el folclore de Galicia es una excelente fuente prácticamente sin explorar en la escena moderna."

- El Correo Gallego

 

Ovay son las cuatro estaciones del camino de la vida, los cuatro puntos cardinales de nuestra existencia y los cuatro elementos de nuestra alma, conceptos universales y atemporales encrucijados, ante los que nos movemos a ciegas sin comprender el sentido de nuestro ser. Porque el sentido de nuestro ser está en la fusión de todos ellos y sólo se alcanza con la íntima comprensión de nuestra multiplicidad.

Ovay es el viaje interior de un bailarín, el recorrido por los estadios de su evolución personal, que se apaga con el recuerdo de alguien alejándose con su equipaje de vivencias. Ovay es la libertad sin lastres, el movimiento renovado, la expresión de una inquietud sobre la propia esencia que surgió durante una madurez vital y artística, con las preguntas y respuestas de lo que fue, de lo que es y de lo que está por ser.

Ovay le llaman los canteros al osado que encara el peligro sin vacilar, al que reclama orgulloso lo que es suyo y de los suyos. Es la valentía de enfrentarse a la propia evolución, de reivindicar la identidad cultural renovada, de procurar un equilibrio maduro entre lo genuino y auténtico y lo depurado, entre la fuerza y el sosiego, entre lo urbano y lo tradicional, entre lo masculino y lo femenino.

La coreografía

Ovay quiere mostrar la forma de expresión masculina y femenina empleando un amplísimo abanico de movimientos tradicionales gallegos que evolucionan hasta llegar a nuestros días. Para esto se mezclan las frases tradicionales en el marco de la danza contemporánea, intentando no perder lo esencial, el núcleo de nuestro espíritu, nuestra expresividad y sentimentalidad. La obra va más allá del virtuosismo del bailarín: nos muestra su interior, fusionando los instrumentos, el canto y el teatro con el mismo baile, e intentando que el espectador reconozca y redescubra, al mismo tiempo, el suyo propio.

En Ovay los cuatro puntos cardinales de Galicia serán la referencia principal y el esqueleto del espectáculo, como simbología de los puntos cardinales de la vida, y por medio de ellos el autor buscará la materia prima de la existencia, explorándolos e experimentándolos, enseñando los sentimientos implícitos en cada uno.

La obra está dividida en cuatro partes con sus transiciones y en cada una, música y coreografía se adaptan a la significación trascendental de esos puntos cardinales. La parte musical conjuga armónicamente los instrumentos tradicionales y las nuevas tecnologías, usando melodías recogidas de cada zona y variando de intensidad y significación según lo requiera la parte coreográfica y dramática.

El Este: el agua, el nacimiento, la inocencia, el juego, la capacidad de reírse de uno mismo...
El Sur: el fuego, lo femenino, la belleza, el descubrimiento del amor, afecto sin medida...
El Norte: la tierra, lo masculino, la lucha, la fuerza, la rebeldía...
El Oeste: el viento, el recuerdo, la madurez, la melancolía, la búsqueda de respuestas...

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