Danza contemporánea
Una de las señas de identidad del proyecto Metamorphosis Dance es el desarrollo de un lenguaje coreográfico muy físico, heredero de los grandes coreógrafos del pasado siglo XX. Esto se traduce en una búsqueda incansable que ahonda en las posibilidades artísticas del uso de una técnica que, partiendo de lo académico, deconstruye la fisicalidad clásica al incorporar elementos contemporáneos de rabiosa actualidad.
La necesidad de explorar nuevas formas de composición coreográfica es el punto de partida de la última creación de Metamorphosis Dance, Elkarrizketa Ilunak (Conversaciones a oscuras). El tándem artístico formado por Iratxe Ansa e Igor Bacovich plantea una pieza constituida por secciones muy definidas y con un carácter propio. Cada sección proviene una inspiración específica, que afecta tanto al estilo dancístico como a la fisicalidad, la música, la iluminación y la propia construcción coreográfica.
Elkarrizketa Ilunak (Conversaciones a oscuras) es un montaje innovador a nivel coreográfico. Sobre las tablas, Metamorphosis Dance investiga su manera de construir desde el punto de vista de la composición coreográfica. La compañía quiere abordar con este espectáculo la comunicación en sí misma. Sus conversaciones en el plano de lo físico. Las acciones y reacciones dinámicas de conflicto, de cariño, de inquietud..., que ellos expresan de forma no verbal, sino física y corporal. Su inspiración coreográfica versa aquí sobre la posibilidad o imposibilidad de comunicarse. ¿Qué pasa cuando dos personas conversan a oscuras? Al descontextualizar una conversación, el tipo de mensaje cambia. Como exponen los creadores: “queremos abordar cómo el contexto cambia la comunicación. Aunque sigas siendo el mismo, el entorno va a modificar la forma en la que te comunicas. Con este nuevo montaje, hemos querido investigar este tema trasladándolo a la propia composición coreográfica”.
La coreógrafa y bailarina Iratxe Ansa ha militado durante más de veinte años en las mejores compañías de danza contemporánea del mundo, como el Basel Ballet, el Ballet Gulbenlkian, la Compañía Nacional de Danza, a las órdenes de Nacho Duato, el Ballet de la Ópera de Lyon y el Nederlands Dance Theatre, bajo la dirección de Anders Hellstrom.
A lo largo de su carrera, ha trabajado con coreógrafos de renombre de la talla de Nacho Duato, William Forsythe, Jiri Kylian, Mats Ek, Jacopo Godani, Johan Inger, Medhi Walerski, Crystal Pite, Ohad Naharin, Wayne McGregor o Alexander Ekman, por nombrar algunos. En el año 2020 el Ministerio de Cultura de España reconoció su excelencia artística otorgándole el Premio Nacional de Danza en la categoría de interpretación.
Por su parte, el coreógrafo y bailarín italiano Igor Bacovich estudió en la Accademia Nazionale di Danza italiana y se graduó en CODARTS (Países Bajos). En los Países Bajos trabajó junto a coreógrafos como Bruno Listopad, Krisztina de Chatel o Nanine Linning, entre otros. En 2014 comenzó a colaborar con Iratxe Ansa en diferentes proyectos, coreografiando, actuando, enseñando, organizando eventos y produciendo espectáculos.
Mientras estaba en Juilliard, Francesco sentó las bases de sus ambiciones como intérprete de la música de Bach: tocó y grabó los Conciertos para piano con su conjunto The New Bach Players, y también grabó las Variaciones Goldberg. Poco después, firmó con el sello francés Infiné, donde lanzó sus primeros discos mezclando electrónica y piano: Not for Piano (2007), donde creó versiones de himnos techno como The Bells de Jeff Mills o Strings of Life de Derrick May en el piano; Auricle Bio On (2008), donde el piano se concibe como sampler; e Idiosynkrasia (2010), en el que unió a la perfección su virtuosismo en las teclas y su destreza en la programación, refinando su concepto de “Piano 2.0”, donde el instrumento alcanza una nueva iteración de textura a través del uso de computadoras.