El festival

Un año más, la danza toma la ciudad de Madrid, y toda la región, en uno de los grandes festivales culturales que una capital europea merece. Cuando hace dos años se me propuso la dirección de este Festival Madrid en Danza, mis objetivos eran claros: hacerlo más abierto, variado y ecléctico, capaz de incluir todas las formas de expresión del movimiento en todos sus géneros, para que toda la ciudadanía encontrase en él algo de su gusto, pero también se permitiera dejarse sorprender por la enorme variedad y fuerza de la creación contemporánea; también volverlo más internacional, posicionando la danza que hacemos desde nuestro país en relación a la que se desarrolla en otras partes del mundo, y así apreciar también nuestra enorme calidad artística, que a veces infravaloramos; y por supuesto llevarlo a las mentes de los madrileños: que sirviera de guía para que este arte escénica, posiblemente la que más ha evolucionado de todas en el último siglo, encuentre ya a ese público español que tanto ansía y no se la contemple como esa rara avis de la poética escénica, sino como un elemento troncal del desarrollo de la cultura y el arte, abierta a todos en la universalidad fascinante de su lenguaje. Todos nos movemos, todos bailamos, todos sentimos a través de la danza, es lógico pues que nos dejemos llevar, fascinados, por su contemplación desde los ángulos más diversos, fecundos y excelentes.

La creación en danza hoy vive un inmejorable momento de salud y fuerza: nunca se ha creado tanto, con tanta energía y pasión, y con unos resultados tan virtuosos. A la danza no la ha detenido una crisis, ni una pandemia, porque está profundamente atada al alma y al cuerpo humano. Se alimenta y trabaja con ellos. Madrid en Danza va a demostrar esto desde una inaudita variedad de posibilidades estéticas. Este año, además, el Festival ha crecido en grandes producciones de compañías a la vanguardia de la creación actual, y ha comenzado a colaborar con grandes instituciones europeas, como el Sadler´s Wells londinense, en un proceso que espero sea irreversible: los madrileños merecen un gran festival de danza, a su altura, con coproducciones y estrenos absolutos de la mano de los principales creadores mundiales. Pero sin olvidar a nadie: los creadores locales y también aquellos de aquí y de fuera que comienzan a demostrar el poder de sus universos creativos, tienen un espacio abierto para mostrar de lo que son capaces. Hemos privilegiado la excelencia, como creemos que debe hacer un gran Festival con una trayectoria tan duradera y estable como este, y también hemos continuado insistiendo en llevarlo por toda la región: la danza ha de ser accesible a todos los públicos, porque realmente es un instrumento que alienta sensibilidades, estimula las ideas, genera belleza en la vida de todos.

Del clasicismo a la vanguardia, del folk a lo urbano, de lo local a lo internacional, esta edición de Madrid en Danza va a movernos a todos. Moverá nuestros cerebros, también nuestros corazones; hará que nuestros cuerpos vibren, pero también nuestros espíritus; y que nuestras mentes se abran, que nuestros ojos se sorprendan y nuestras pieles se estremezcan. Estoy convencida de ello. La danza tiene ese poder: el público que aún no lo sabe va a llevarse este año la mejor de las sorpresas.

Blanca Li
Directora artística del Festival Madrid en Danza