En esta edición 2025, el Festival de Otoño de Madrid pretende, ante todo, ser un espacio para el diálogo. Diálogo artístico, estético, cultural y generacional.
Desde el primer momento asumí con ilusión y alegría mi nombramiento, el de una mexicana encargada de la dirección artística del Festival de Otoño de Madrid. Es un honor y una enorme responsabilidad con ambos lados del Atlántico.
Madrid se ha abierto a los nuevos acentos y sobre todo a las diferentes visiones, inquietudes y expresiones, que, si bien en gran parte tienen origen en una historia compartida, representan diferentes realidades.
La apuesta por una gestión y una programación con más del cincuenta por ciento de producciones y colaboraciones venidas de ultramar, hilvanadas por el idioma, revela claramente el deseo de inclusión e integración en un todo. Pone de manifiesto un especial interés por acercarse a las preocupaciones y las estéticas de los países de habla hispana, que, si bien están unidos por su lengua y su pasado, tienen realidades tan diferentes como vasto es el territorio que abarcan y sin embargo se reconocen.
Este intercambio en español cuya fuerza crece día a día, se recrea en el Festival con la presentación de múltiples colaboraciones entre nuestros países entre sí y con otros, así como producciones representativas de algunos de ellos, proponiendo un viaje exhaustivo de forma imposible, que da inicio en América del Norte con México y sus reflexiones sobre temas sociales como los desconocidos muxes oaxaqueños, el teatro biográfico tan revelador de Conchi León, la fuerza del destino con Edipo: Nadie es Ateo , del joven y talentoso David Gaitán, y sobre todo la dramática realidad de las desapariciones y las madres buscadoras que desgarran a ese país. El camino continúa hacia la parte más austral, con una breve pero rica escala en Colombia en el norte de América del Sur, rindiéndose al humor e incisivo análisis de la realidad colombiana, tan presente en el imaginario mundial por su realismo mágico, propuesto en la icónica obra Labio de liebre , de Teatro Petra, y finalmente llega al Cono Sur, trayendo obras de Argentina, la multipremiada obra Los días afuera de Lola Arias entre otras, Uruguay con la colaboración Ofrenda para el monstruo de Tamara Cubas, y Chile, también con una compañía emblemática, Teatrocinema, ambas abordando temas que tocan de cerca la juventud.
La juventud, las audiencias del futuro que ya son público, siempre y cuando logremos sobreponer la brecha generacional al aceptar que sus estéticas, expresiones e intereses, merecen no solo respeto, sino interés. A ellas hemos enfocado casi un tercio de la programación, mucha danza con sus ritmos como el espectáculo de clausura en manos del gran coreógrafo francés, Amala Dianor, el Macbeth Muet que viene de Quebec u Odiseas de La Mecànica.
Con estas pinceladas, invito a cada uno de los espectadores, al fiel y entendido público, y a los nuevos asistentes, a disfrutar de los grandes nombres de la escena que formarán parte de la programación y a celebrar la posibilidad de compartir emociones durante el mes de noviembre en Madrid, que estará poblado de otros mundos y visiones.
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