Macbeth Muet es algo más que una obra de teatro basada en Macbeth de Shakespeare. Es una experiencia teatral sorprendente, audaz y conmovedora. Solo dos actores, Jérémie Francoeur y Marie-Hélène Bélanger Dumas, que no pronuncian palabra alguna, interpretan todos los papeles de esta función que en apenas una hora cuenta, a través del gesto y de objetos, la historia de un gobernante y su mujer sumergidos en una espiral de crímenes.
El montaje es tan audaz y extravagante como los creadores de la compañía canadiense La Fille Du Laitier, Caroline Belanger, Jon Lachlan Stewart y Marie-Hélène Bélanger Dumas, que se lanzaron en 2015 a representar teatro en un camión de reparto con espectáculos originales e impactantes, donde objetos y el sinsentido se entrelazan. Triunfaron con Caisse 606 (protagonizado por dos cajeras que sueñan con escapar de la rutina laboral de un supermercado) y Macbeth Muet. Querían sorprender a los espectadores desmitificando las artes escénicas y abordando el teatro desde el juego y la originalidad. Y es lo que consiguen en este Macbeth Muet, inspirada en el cine mudo, el gran guiñol y el melodrama. Seguiremos la peripecia de Macbeth, que se encuentra con tres brujas en el campo de batalla y le predicen su ascenso al trono. Arrastrados por esta profecía, Macbeth y su esposa se hunden en una espiral de ambición, traición y sangre.
La obra deconstruye por completo el texto original, condensa escenas en un solo vistazo y presenta un mundo desprovisto de moralidad y exceso. Situados en torno a una mesa cubierta de papel blanco, Francoeur y Bélanger manejan como magos diversos objetos a través de los cuales nos cuentan la historia. Y así, unos candelabros semejan un bosque, un guante de hockey un enemigo o un huevo un niño. Aunque no se habla en Macbeth Muet, no quiere decir que no haya sonidos. Al revés, una banda sonora pone ritmo, emoción y argumento a esta tragedia. Ahí se suceden canciones como Just the two of us de Bill Withers y Grover Washington, Jr., que traspone la relación entre dos personas a la que tienen en la obra el desafortunado Banquo y su hijo; The sound of silence de Simon y Garfunkel que escucha Lady Macbeth en las noches de insomnio, Dreamer de Supertramp y otras de la música clásica como la Suite Holberg de Grieg y el Réquiem de Mozart.