Accademia del Piacere y Arcángel. Viola da gamba y dirección musical: Fahmi Alqhai. Cantaor: Arcángel. Viola da gamba: Rami Alqhai. Viola da gamba: Johanna Rose. Guitarra flamenca: Miguel Ángel Cortés. Percusión: Agustín Diassera.
En 2010 dos de los más sobresalientes músicos andaluces de hoy, Arcángel y Fahmi Alqhai, decidieron aproximar sus mundos artísticos -el flamenco más puro y la música barroca- en una búsqueda instintiva del tronco común del que partieron ambos.
Dos espíritus creativos como los de Arcángel y Fahmi Alqhai buscan sendas musicales inexploradas a través de la fecundación mutua del flamenco y la música barroca, dos de los estilos musicales más fértiles; Arcángel y Alqhai dialogan en busca de un pasado y un presente comunes por la música, la vía universal de hermandad de pueblos y culturas. Artistas ambos de personalidad inclasificable, de formación primero rigurosa en sus campos pero espíritu experimental, en un ejercicio de libertad se dejarán llevar por el puro instinto musical. Quién sabe si –inesperada, natural, intuitivamente- no nos traerán así los aromas primeros del paraíso perdido que ningún musicólogo encontró: el flamenco primitivo.
La colonización española de América y su consecuente encuentro de civilizaciones europeas, americanas y africanas revolucionó al máximo ese motor musical de creación, evolución y nacimiento de nuevos estilos: el intercambio de ritmos, melodías y cadencias que luego daría lugar al jazz fue, siglos antes, el origen primero del flamenco.
Por las ciudades andaluzas y americanas circulaban en fusión y confusión cantes y danzas de ida, vuelta y otra vez ida, del golfo de Guinea al Caribe y de ahí a Triana y al golfo de Cádiz: un verdadero, deslocalizado, bullente melting por donde jácaras, canarios y chaconas eran patrimonio común de la música popular y la culta. Guarachas de Céspedes que nos recuerdan a tanguillos de Cádiz, marionas que huelen a alegrías, fandangos de entonces y de ahora, siguiriyas con acordes de passacaglia, músicas que quedaron hace siglos por escrito y a las que hoy podemos reinsuflar vida con la intuición espontánea que nos traen los buenos músicos y el buen flamenco.
Las idas y las vueltas, una exploración esencial e innovadora, un viaje por lugares musicales inexplorados entre África, América y España, entre el pasado y el futuro.
Kamikaze Producciones en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Director del montaje: Miguel del Arco.
Vestuario: Ana López. Música: Arnau Vilà. Vídeo: Joan Rodón. Sonido: Sandra Vicente. Iluminación: Juanjo Llorens. Escenografía: Eduardo Moreno. Versión y dirección: Miguel del Arco. Coproducción: CNTC y Kamikaze Producciones.
Miguel del Arco y su compañía Kamikaze Producciones inician gira en la que a buen seguro reeditarán el éxito de crítica y público cosechado en el remozado Teatro de la Comedia.
Enfrentarse a Hamlet tiene algo suicida, lo que no es una mala premisa de partida ni para mí, que soy un Kamikaze, ni para el Príncipe, cuya conciencia anhela en no pocas ocasiones darse muerte para dejar de sufrir. Pero como dice Harold Bloom, Hamlet «tiene una mente tan poderosa que las actitudes, los valores y los juicios más contrarios pueden coexistir dentro de ella coherentemente». El ser y el no ser a un mismo tiempo y de forma tan ilimitada como él mismo es capaz de pensarse, el sueño de una conciencia infinita. Un poema ilimitado habitado por un personaje ilimitado sobre un escenario que es puro espacio mental. ¡Alto! Si lo sigo pensando, tal vez sea incapaz de seguir adelante… O tal vez siga adelante y no sea capaz de pensar. La contradicción no ha hecho más que empezar. Me agarro a la frase de Nietzsche: «¡Contradícete a ti mismo! Para vivir es necesario permanecer dividido».
Hamlet: Israel Elejalde.
Ofelia: Ángela Cremonte.
Laertes / Rosencratz / Fortinbrás: Cristóbal Suárez.
Polonio/ Enterrador / Osric: José Luis Martínez.
Claudio: Daniel Freire.
Horacio / Guildenstern / Reinaldo / Enterrador 2: Jorge Kent.
Gertrudis: Ana Wagener.
Ballet de Milán. Dirección y coreografía: Giorgio Madia. Vestuario y decorados: Cordelia Matthes.
Giorgio Madia idea una divertida y chispeante versión del célebre cuento de Charles Perrault para público de todas las edades, y que sitúa en la década de los años cincuenta.
Es una divertida y chispeante versión para público de todas las edades, que el coreógrafo Giorgio Madia hace del célebre cuento de Charles Perrault, y que sitúa en la década de los años cincuenta. El montaje obtuvo el premio "La Máscara de Oro" en el Festival de Arte Teatral de Rusia en 2007 y el Premio "Bucchi-Calabria" (Italia) en 2011. Sus coreografías son una antología de todas las formas posibles de danzas, que van del clásico al neoclásico y del contemporáneo al acrobático en medio de hadas y carrozas, caballos y zapatillas de perraultiana memoria.
Acto primero. Entre un juego de contraluces, Cenicienta vestida exactamente como las paredes, muestra su estatus dentro de la familia. Comparte las tareas domésticas con los lacayos y soporta la tiranía de sus hermanastras.
La invitación al Baile del Príncipe provoca una gran agitación en las hermanastras, que ya se ven como princesas, mientras que a Cenicienta se le niega el permiso a ir. Pero un hada graciosa y distraída, ayuda a la joven proporcionándole carroza, caballo y sirvientes que la lleven al baile.
Acto segundo. En el Baile, la entrada de Cenicienta suscita la admiración de todos, aunque las dos hermanastras no la reconocen. El Príncipe sólo tiene ojos para ella, y la joven pareja baila toda la noche, hasta que con las campanadas de las doce la muchacha sale despavorida, perdiendo una zapatilla.
En casa Cenicienta sigue soñando con su Príncipe, mientras que las hermanastras y su madre siguen con la euforia de la fiesta, cuando llega el Príncipe y reconoce a su amada, produciéndose un torbellino de felicidad final para todos, excepto para las celosas y envidiosas hermanastras.
El Ballet de Milán lleva actuando en el mundo de la danza desde hace más de 25 años. Embajador de la danza italiana con sus extraordinarias actuaciones en todo el mundo, está considerado entre los de mayor nivel artístico.
Cenicienta: Alessia Campidori / Marta Orsi.
Príncipe: Federico Mella / Simone Maier.
Madastra: Alessandro Orlando.
Hermanastras: Alessandro Torrielli – Federico Veratti.
Lacayos: Mirko Casilli Alessio Pirrone.
Fata: Angelica Gismondo.
Otros bailarines: Lisa Bottet, Elena Dalè, Giordana Roberto, Giulia Simontacchi, Alfred Grambone, Simone Zannini.