De Ramón María del Valle-Inclán / Dirigida por grumelot
| Coordinación del proyecto: | Íñigo Rodríguez-Claro y Carlota Gaviño |
| Dirección: | Íñigo Rodríguez-Claro |
| Dramaturgia: | Carlota Gaviño, a partir de textos de Ramón María del Valle-Inclán |
| Intérpretes: | Carlota Gaviño, Íñigo Rodríguez-Claro, Pablo Messiez, Javier Lara con la colaboración de: Carlos Moreno (alias Carlos Pulpón), Carlos Laguna. Maria Elena Gallego, Micaela Portillo |
| Ayudante de dirección: | Javier L. Patiño |
| Asistente de dirección: | Carlos Laguna |
| Plástica e intervención de los espacios: | grumelot |
| Instalaciones sonoras, composición musical original y música en directo: | José Pablo Polo |
| Instalaciones sonoras, composición musical original y música en directo: | José Pablo Polo |
| Asistente espacio sonoro: | Pepe Roig |
| Coordinación de la experiencia digital: | Itxaso Larrinaga |
| Coordinación técnica: | La Cía. de la Luz (Álvaro Guisado) |
| Diseño e implantación de dispositivo streaming: | KOKORO LAB |
| Audiovisuales y diseño gráfico: | La dalia negra [Bentor Albelo y Javier Rojo] |
| Producción y distribución: | Lorenzo Pappagallo (XperTeatro) |
| Una pieza producida por: | grumelot, en colaboración con LAMILA Studio y el apoyo de la Comunidad de Madrid. |
| Agradecimientos: | residencia creativa de 24º FETAL - Festival Teatro Alternativo Urones de Castroponce, Ayuntamiento de Pelayos de la Presa, Teatro Real Coliseo Carlos III San Lorenzo de El Escorial, Ayuntamiento de Boadilla del Monte, Teatro de La Abadía, Área de Promoción y Difusión del Patrimonio Cultural en Comunidad de Madrid, Restaurante La Barbacana y EUROPCAR. |
“Los trabajos de Carlota Gaviño e Íñigo Rodríguez-Claro son siempre luminosos, tienen un sentido de la puesta en escena espectacular, y juegan con el movimiento de los actores de una manera que hipnotiza”.Luis Muñoz Díez, Revista Tarántula
A partir del texto de Valle-Inclán, La lámpara maravillosa grumelot hibrida la experiencia física y la experiencia virtual: un coche conducido por un actor y ocupado por un grupo reducido de espectadores emprende un viaje de seis horas desde el Teatro de La Abadía hacia la sierra de Madrid. Simultáneamente, un equipo audiovisual transforma ese viaje en una experiencia digital para 90 espectadores que, desde sus casas, experimentan el movimiento desde la quietud. La composición musical original de José Pablo Polo y los textos de Valle-Inclán vertebran el tiempo, mientras el coche atraviesa el espacio y se detiene de tanto en tanto: en un espacio al aire libre intervenido por una instalación sonora, en una ermita en la que nos espera una actriz, en un teatro en el que un actor explora las posibilidades del lenguaje.
grumelot construye así dos espectáculos en uno: una pieza itinerante a través del patrimonio de la Comunidad de Madrid y una experiencia virtual en directo que hace uso de las plataformas de comunicación digital para establecer un contacto íntimo y personal con cada uno de los espectadores que se conectan desde sus pantallas, a quienes se les ofrece la posibilidad de viajar sin salir de casa.
En cualquier caso, La lámpara maravillosa es un viaje: un road trip trip espiritual a través del atardecer y hacia la noche en un recorrido por el patrimonio histórico de la zona: una vía mística para -como reza Cage- “dejar espacio y tiempo suficiente para la contemplación”. grumelot se propone intervenir el paisaje y el silencio para generar una reflexión serena en estos tiempos hiperacelerados a través de los textos de La lámpara maravillosa, de Valle-Inclán.
En palabras de la compañía: “el proyecto nace de nuestra absoluta fascinación por el texto de Valle-Inclán. Es una de esas obras maestras a las que volvemos una y otra vez, y que cada vez nos devuelve lecturas diferentes, vinculadas, de forma muy directa, a nuestro presente. La lámpara maravillosa es una obra paradigmática, continuadora de las grandes místicas desde el medievo hasta la teosofía de vanguardia, en la que el autor reflexiona sobre la capacidad del lenguaje y, por lo tanto, también sobre su incapacidad, para revelar la realidad. Desde su encrucijada vital y artística, Valle-Inclán nos ofrece un ideario estético que parece hablarnos de un lugar muy remoto, desde otro tiempo y, sin embargo, no puede resultar más pertinente, más necesario. A través de sus palabras, Valle-Inclán nos invita a parar, a callar, a callarnos, a callarnos juntos. O al menos a escuchar la música de las palabras, sus sonidos, a escuchar los sonidos de nuestra realidad, de la naturaleza que nos rodea”.
Y continúa: “La lámpara maravillosa es un libro iluminado, continuador de las ideas de los y las grandes místicas, relevante y pertinente en estos tiempos veloces, en los que el tiempo y las palabras son moneda de cambio. Esta obra es para nosotros una oportunidad para detenerse, una hermosa oportunidad compartida entre intérpretes y espectadores en un momento en el que, quizá más que nunca, anhelamos el contacto, la cercanía, la comunión que el teatro nos puede ofrecer”.
grumelot es una compañía de referencia en el panorama madrileño y nacional, cuyos trabajos se caracterizan por abordar materiales clásicos desde perspectivas contemporáneas y viceversa, por trabajar sobre textos de contemporaneidad rabiosa desde una formación clásica, creando un lenguaje propio a caballo entre lo teatral y lo performativo, que hace uso de las nuevas tecnologías para proporcionar al espectador experiencias complejas y excitantes.
En la actualidad, grumelot son Carlota Gaviño, Javier Lara e Íñigo Rodríguez-Claro. Los tres miembros de la compañía ocupan posiciones diversas (dirigen, escriben, versionan, actúan…), en función de las necesidades y características específicas de cada proyecto.
La investigación y la formación han sido desde su fundación pilares básicos de su labor. Desde 2010, Íñigo Rodríguez-Claro y Carlota Gaviño coordinan tanto talleres de creación para profesionales como proyectos pedagógicos estables dirigidos a formar a jóvenes actores y creadores.
Reflexiones sobre la puesta en escena
“Esta versión escénica de La lámpara maravillosa es una oportunidad de escuchar la obra literaria de Valle-Inclán encarnada, resonante. También es una oportunidad de conocer los conflictos creativos e ideológicos de uno de los escritores más importantes del siglo XX. La obra es una impactante reflexión sobre el lenguaje y sus posibilidades; esto es, sobre la realidad y sus posibilidades.
Es una meditación del propio autor sobre su concepción estética, dudando a cada paso de la potencia de su poética, afirmando y, a la vez, cuestionando su visión sobre qué es y para qué sirven las palabras.
¿No sería mejor callarse? ¿Debemos tomar la palabra o renunciar a ella como medida ideológica?
La lámpara maravillosa es hermosamente contemporánea, una mirada preclara a lo que podríamos denominar “misticismo para el siglo XXI”, que nos empuja a preguntarnos: “¿qué significa el misticismo hoy, en esta sociedad postsecular, postmodernista, postdigital en la que vivimos?”
Con este espectáculo tratamos de tender puentes de lo teatral a lo musical, de lo musical a lo performativo, de lo performativo a lo instalativo. De la palabra al silencio”.
Iñigo Rodríguez-Claro, director
Reflexiones sobre el sonido y el silencio, a través del lenguaje y el entorno
“El sonido necesita del tiempo para ser y de la memoria para permanecer. Quizá de todas las artes, la música sea aquella en la que materia -sonido- y tiempo sufren en mayor medida una relación insobornable marcada por lo irreversible. La música es presente con deseo de ser futuro y nostalgia de haber sido pasado, una expresión carente de significado, pero excedente de comunicación, una ilusión persistente que las palabras no consiguen explicar. Precisamente de esto nos habla Valle-Inclán, de cómo suenan las palabras, de qué relación guardan con lo sonoro, de cómo la música puede montar y desmontar significados a su antojo y, sobre todo, de la relación que existe entre ser y sonar.
Partiendo de estos interrogantes, nos planteamos investigar la sonoridad del lenguaje y la potencialidad del arte sonoro, o pensar las instalaciones sonoras en diálogo con el lenguaje, en entornos diversos. Con múltiples premisas basadas en el trabajo de los compositores y músicos como John Cage (inventor de una música vivida como “agregación de sonidos” y, por lo tanto, también de “silencios”, definidos como “sonidos inaudibles”), Alvin Lucier (que ha experimentado con la acústica de los espacios, el eco o las características naturales de sonidos por ondas) o Laurie Anderson (artista experimental, vinculada a la música minimalista y la performance que juega con el lenguaje y sus límites), nos planteamos cómo acercarnos a los textos de Valle-Inclán y a su anhelo místico a través del diálogo con la música contemporánea y el arte sonoro.
¿Cómo escuchamos el silencio? Esta es la pregunta que nos planteamos en La lámpara maravillosa partiendo de la escucha itinerante de cuatro espacios físicos: un espacio libre (entorno natural), un espacio neutro (un teatro), un espacio reverberante (una iglesia) y un espacio en movimiento (un coche). A partir de la intervención de estos lugares mediante micrófonos y reproductores de audio de diversa índole, se crea una suerte de espejo sonoro de nuestro entorno cuya apariencia depende en todo momento de las diferentes acciones de los sujetos que lo habitan. Amplificar nuestro rastro sonoro para, de esta forma, entrar en un laberinto de relaciones perceptivas en el que, como si de una casa de los espejos se tratara, podamos generar una experiencia para detenerse en un instante. O tal vez, como dice Valle-Inclán: “cuando se rompen las normas del Tiempo, el instante más pequeño se rasga como un vientre preñado de eternidad. El éxtasis es el goce de sentirse engendrado en el infinito de ese instante”.
José Pablo Polo, músico