“El objetivo de esta historia es hacer amar a los árboles o con mayor precisión: hacer amar plantar árboles”, escribió el autor francés Jean Giono sobre su relato El hombre que plantaba árboles, que narra la vida de un pastor en la Provenza francesa dedicado a reforestar la tierra. Allí empieza este cuento que ha adaptado al teatro la compañía vasca Teatro Gorakada. Con el telón de fondo de los avatares de la historia europea, las dos guerras mundiales, el nacimiento de la conciencia ecológica y el discurso vacío de la política, El hombre que plantaba árboles es un canto a la naturaleza, una parábola sobre la relación entre esta y el hombre, una loa a la amistad y a la paz entre los pueblos y una muestra de la producción de Teatro Gorakada. La compañía arrancó su trayectoria en 1987 creando espectáculos infantiles con títeres y actores, con estilos, registros, técnicas de manipulación, estéticas y puestas en escena diferentes. Además deEl hombre que plantaba árboles, ha estrenado, entre otros, Moby Dick, El viaje de Ulises (premio en 2019 al mejor espectáculo en la feria Feten de Gijón) y Pinocchio (premio en 2020 a la mejor dirección, de nuevo en Feten).
“La figura del solitario pastor que, de forma totalmente desinteresada y anónima, crea vida allí donde no la había para el bien de los demás seres humanos, constituye un elogio del trabajo en soledad, fuente de toda creación, y comienzo de la libre manifestación de la compasión y la piedad. El viejo pastor es un símbolo de la sabiduría que conoce y revela nuestro enraizamiento en la madre tierra. Establece una profunda comunión con el silencioso mundo de las plantas, que purifica y renueva la tierra que nos rodea, nos reconforta y nos reconcilia con la muerte. (…) Tenemos que decir que es un canto a la naturaleza, a la armonía de las gentes con ella, un canto a la amistad y a la paz entre los pueblos, una parábola sobre la relación entre hombre y naturaleza, una historia sobre seres humanos para llegar a la capacidad que surge de todo objetivo. Sin embargo, en la simplicidad y la soledad en que vive, este hombre deja un gran trabajo hecho, una acción que cambiará la faz de la tierra y la vida de las generaciones futuras.” (Gorakada)