La ermita de Nuestra Señora de los Santos fue levantada durante los primeros años de siglo XVII por iniciativa de los vecinos de Móstoles y toma su nombre, según cuenta la tradición, de una imagen de la Virgen hallada por unos niños en una cueva hacia el año 1514. Concebida en su origen como un templo de planta muy sencilla, debe su actual configuración formal, de estilo barroco con reminiscencias herrerianas, a las aportaciones realizadas entre 1680 y 1688 por Cristóbal Rodríguez de Jarama, maestro de obras del Sitio de San Lorenzo de El Escorial.

Consta de una sola nave de tres tramos con bóveda de cañón, crucero cubierto por una cúpula sobre pechinas con linterna y muros y contrafuertes ejecutados con fábrica de ladrillo y cajones de mampostería. En el interior destaca el altar mayor de estilo barroco, obra de Domingo Francisco de Valdearenas en 1717. Durante la Guerra Civil la ermita fue utilizada como hospital de sangre, sufriendo diversos daños que destruyeron toda su imaginería y parte del retablo mayor. No obstante, debido a sus valores históricos y artísticos, la ermita de Nuestra Señora de los Santos fue declarada Bien de Interés Cultural en 1994. Desde entonces, la Comunidad de Madrid ha llevado a cabo diversos proyectos de conservación y restauración en el inmueble que han incluido actuaciones, tanto en las fachadas como en algunos de sus bienes patrimoniales.