El municipio de El Escorial está enclavado en los límites meridionales de la sierra de Guadarrama, a unos 50 km al noroeste de la ciudad de Madrid.

Aunque la existencia de restos arqueológicos evidencia la presencia de asentamientos romanos en la zona, los orígenes de El Escorial están emparentados con la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia. Esta entidad política creada durante la repoblación de Castilla en los siglos XI y XII estaba dividida en unidades territoriales denominadas sexmos, quedando las tierras de El Escorial circunscritas en el de Casarrubios. En recuerdo a los orígenes del municipio y a su vinculación histórica con la tierra de Segovia, en la bautizada como glorieta de los Sexmos se levanta un monumento en el que puede contemplarse una pieza procedente del Acueducto.

Pero el hito que marcaría la historia del municipio sería la decisión de Felipe II de construir el Monasterio de San Lorenzo durante la segunda mitad de siglo XVI. Es entonces cuando El Escorial, que adquiere la consideración de Villa, alcanza su mayor esplendor urbanístico, viendo cómo se levantan nuevos edificios, entre ellos la actual iglesia de San Bernabé. Tras la muerte de su fundador llegarían años de tranquilidad e inmovilismo, marcados por la voluntad de los sucesivos priores de impedir la construcción de nuevas edificaciones para garantizar el aislamiento de la comunidad jerónima.

Sería Carlos III quien revitalizara el Sitio, atrayendo cada vez a un mayor número de cortesanos que demandaban viviendas para alojarse, lo que dio lugar a una serie de enfrentamientos con el Monasterio que se resolverían años después con la segregación del municipio en dos: El Escorial y San Lorenzo de El Escorial. Al primero pertenecen la mencionada iglesia de San Bernabé, la Casita del Príncipe o el Monasterio de Prestado, mientras que de San Lorenzo son el Monasterio y sus jardines, la Casita del Infante o el Teatro Real Coliseo de Carlos III.