El inmueble que hoy ocupa el Museo Arqueológico Regional de Madrid fue en su origen el Convento Dominico de la Madre de Dios, uno de los conjuntos conventuales más amplios del casco histórico de la ciudad, cuya construcción se llevó a cabo entre los siglos XVII y XVIII.

El conjunto estaba formado por una iglesia adosada a un edificio destinado a albergar las habitaciones de los religiosos. Éste estaba articulado en torno a un patio, al que se accedía desde las habitaciones a través de un claustro de esbeltos arcos de medio punto. La iglesia, como el resto del convento, se construyó con fábrica de ladrillo y piedra, destacando en altura por un chapitel que coronaba su cúpula.

 Tras la desamortización de bienes eclesiásticos el Ayuntamiento adquirió el inmueble, convirtiéndolo en cárcel y sede de los juzgados. Esto conllevó una serie de importantes reformas como el derribo de los remates de la cúpula, la apertura de nuevos balcones y ventanas o el traslado de la portada principal, que daba a la Plaza de las Bernardas, a la Calle Santiago.

 Ya en 1985 se acordó convertir el antiguo convento en sede del nuevo Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. Se inicia entonces un nuevo proceso de restauración, más respetuoso con el legado arquitectónico del edificio y, al mismo tiempo, adaptado a su nueva funcionalidad. Desde su inauguración en 1999, el Museo Arqueológico Regional de Madrid se encarga de conservar, investigar y difundir el Patrimonio Arqueológico de nuestra Comunidad, acogiendo en sus instalaciones una colección de piezas que abarcan desde el Paleozoico hasta la Edad Moderna.