La Dehesa de Navalvillar, situada al norte del municipio, cuenta con dos yacimientos visigodos de gran importancia para entender la transición entre el mundo antiguo y medieval en la zona. Se trata de las aldeas de Navalvillar y Navalahija, dos establecimientos situados a escasa distancia, con un hábitat disperso y con un sistema económico basado en la ganadería, la explotación minera y la metalurgia del hierro.

El enclave de Navalvillar data de los siglos VII y VIII d.C., aunque posiblemente fuera reutilizado durante la Baja Edad Media. Las excavaciones arqueológicas realizadas desde la década de 1980 han permitido identificar tres áreas con diferentes funciones: viviendas, establos y almacenes. Separado del anterior por el arroyo de Tejada, se encuentra el yacimiento de Navalahija. En las últimas campañas de excavación se ha podido documentar una estructura con diferentes estancias para trabajar el hierro, algo que aporta una valiosa información sobre esta actividad económica en la zona.

En ambos yacimientos se han hallado numerosas piezas, tales como vasijas, cuchillos, utensilios metálicos, monedas, etc. que actualmente permanecen expuestas en la Casa-Museo de la Villa.